¡Hola chic@s! Hoy hablaremos de un método anticonceptivo desconocido por much@s: el parche anticonceptivo. Sí, como lo leéis, al igual que hay parches de nicotina para dejar de fumar, existen también parches anticonceptivos.
Profundicemos un poco más en el tema. Los parches anticonceptivos se pueden adquirir en cualquier farmacia, siempre bajo prescripción médica, y tienen un modo de actuación similar al de las píldoras anticonceptivas, de las que ya hablamos en una entrada anterior. Así pues, los parches anticonceptivos tiene un éxito de hasta el 99%, ya que actúan liberando hormonas como estrógenos y progestina, que son absorbidas por la piel y pasan al torrente sanguíneo, de modo que impiden la ovulación y espesan el moco cervical.
No obstante, para alcanzar tal grado de eficacia, es imprescindible utilizarlos de la forma correcta. Así pues, los parches se usarán de la siguiente manera: se utilizarán durante tres semanas y se dejará una semana de descanso, durante la cual se producirá el sangrado menstrual. Durante las tres semanas en que se usen los parches, estos deberán ser cambiados cada 7 días. Además, es muy importante asegurarse de que lo pegamos en la zona adecuada (brazos, espalda, abdomen o glúteos, evitando siempre los senos), evitando pliegues de piel y asegurándonos de que quede bien adherido, porque de lo contrario se perdería su efectividad.
Además de la posible pérdida de eficacia por un uso incorrecto de los parches, otro riesgo que hay que correr al tomar la decisión de usar este método anticonceptivo es la posibilidad de contraer ETS, y de que aparezcan efectos secundarios como la irritación cutánea.
Si os estáis planteando utilizar este método anticonceptivo o simplemente tenéis curiosidad, os aconsejamos clicar en los siguientes enlaces: Parche anticonceptivo: ventajas y desventajas (y cómo funciona) - Tua Saúde (tuasaude.com) y Parche anticonceptivo - Mayo Clinic